viernes, 6 de julio de 2012

CUANDO TE BAJAS LA FALDA

@tumbluroso: No necesito mucha presentación; y no porque ya me conozcan sino porque no tengo mucho que contar de mí. Me llamo Geraldo, tengo 20, soy estudiante de ing. informática. Me enamoré de verdad sólo una vez, llegué a un punto en el que me podía gustar una chica diferente cada día. Una de ellas se llama Vanesa, me la presentó un amigo en el verano del 2008, por ese entonces era novia de alguien que yo conocía de siempre, pero que NUNCA fue mi amigo.
Con Vanesa pasó algo el verano de este año y la historia es mas o menos así.

El otro día me llamaste y me preguntaste si tenía tiempo para ti porque no habías tenido un buen día, te sentías peor que cuando estás con la regla y no querías hablar con nadie pero te acordaste de mí y de que teníamos una buena amistad. Me dijiste que tu novio te mandó a la mierda porque no te dejaste bajar la falda y que estabas llorando sola en tu cuarto porque odiabas todo lo que te había dicho y que por eso estabas pensando en terminar con ese pendejo. Me preguntaste si estaba solo, si podía hablar por teléfono. Te dije que estaba solo y que podía hablar por teléfono pero que podías venir a casa y estar solos y hablarte sin teléfono. Cuando viniste traías puesta la misma falda que no te dejaste bajar por tu novio y te invité a pasar a mi habitación y caminaste despacio porque tenías dudas y porque recordaste todas las veces que hablamos de sexo en las madrugadas pero cada que te veía sólo me hablabas de tus clases y tus recuerdos de la secundaria y los zapatos nuevos que acababas de comprarte pero que ya les habías roto un tacón el fin de semana pasado porque fuiste a una fiesta y terminaste borracha y de lo bien que te iba con tu novio aunque ambos sabíamos que no te iba bien porque yo conocía a ese baboso de toda la vida y a ti de todas las noches. Pasaste a mi cuarto y te acomodaste en la cama, cerré la puerta despacio pero con las manos fuertes, mis papás estaban cenando y no les importaba nada mucho menos que entraras a mi cuarto en falda.
Empezaste a hablar y empezaste a llorar, me dijiste que fue en su habitación y te gritó horrible, que quería tocarte y tú no tenías ganas pero él tenía músculos y intentó forzarte pero le diste una cachetada y te dijo que eras una perra que seguro ya se andaba encamando con otro. Apretaba mis puños queriendo tener su cara enfrente, yo era todo un pendejo pero jamás te hubiera tratado así. Empezaste a llorar y te agarré de las manos, me viste de frente y viste en mí a ese baboso, pero a un baboso bueno porque llevabas días sin paz y sin poder sentirte tranquila con él y todo los días peleaban y se gritaban y escapabas de ese mundo y te escondías en el tuyo. Te veías guapísima con el celular en tus manos mostrándome todos los mensajes que te mandaba ese hijo de puta pidiéndote perdón y yo lo único que podía hacer era decirte que ya mejor te olvides de él y que te calmes y que ya todo iba a pasar, todo eso y mirar tu escote cuando agachabas la cabeza para secar las lágrimas de tus piernas en falda. Luego te mostré algo que había escrito y te dio mucha risa y me gustó cuando dejaste de llorar para empezar a reír porque el cuento nunca se acaba y la vida no es una oficina, si haces algo mal aquí nadie te despide y pocos entienden eso. Te sentaste en mi computadora a revisar tu Tumblr y te reías de todos los .gif de gatitos que encontrabas, esa noche yo era tu gato, tu gato gordo y sólo necesitaba comida y agua y podía estar en tu techo todas las noches si quisieras. Luego volviste a mi cama y te acostaste mirando mi techo y el póster de Freddie Mercury que ahí tengo pegado y me acosté a tu lado para no dejarte sola y para tenerte más cerca a ti y a tu falda.

Respirabas profundo y te reías, te diste vuelta y me miraste. Suspiraste y sonreíste. Me viste y me agarraste. Soltaste mi mano y te alejaste. Me acerqué a ti y te quisiste ir. Volteaste y me abrazaste. Me diste un beso y nos fuimos a mi pared. Te bajé la falda y me mordiste el cuello. Éramos la revolución más mierdera de la época moderna pero no teníamos balas ni piedras ni partidos políticos, sólo nos teníamos nosotros. Como si fuéramos los últimos en nuestra especie riéndonos en silencio y ya no importaba si teníamos más dudas que ganas, esa noche reinábamos en mi cama.
Me pediste que me asegure de que la puerta tenga seguro y que apague la luz, invadiste mi cama y me pediste que fuera sobre ti y que haga lo que no dejaste que hiciera tu novio, que te baje la falda despacio porque teníamos tiempo pero no teníamos condones y me dijiste que sea cuidadoso y que no termine dentro de ti. Mi cuarto estaba todo oscuro pero había noche y había luna y estar adentro de ti era como estar afuera y ver la luna tocándose mientras nos veía, esa noche nos subíamos al metropolitano de la vida y nos bajábamos en todas las esquinas a vomitar borrachos y luego volver caminando tranquilos a casa, esa noche podía llevarte a la luna en combi si querías.
Bajarte la falda era como bajarte las penas y descubrir el mundo que tenías debajo y todo lo bonito que le quedaba al mundo después de tanta mierda estaba entre tus piernas, lo que sentíamos adentro también lo sentíamos afuera, porque se sentía el ambiente húmedo de una madrugada de domingo y todo era como estar en las calles, en sitios que no conocíamos pero nos gustaban y era recordar todas las noches juntos al lado del teléfono, sosteniéndolo con una mano y tocándonos con la otra, era como ser tu novio el tiempo que quisieras y el otro baboso era sólo eso, un baboso. Apretar tus caderas era como apretar tus ganas y no dejarlas ir, y encerrarlas en mi cuarto y ponerle seguro. Escucharte gemir era como escucharte cantar en tu ducha y escucharte reír era como escucharte gritar al cielo diciendo que la vida es una pendeja que cobra mucho.


Cuando terminé te pusiste la ropa interior y te subiste la falda, yo me quedé en mi cama viéndote pasear por mi cuarto buscando tus zapatos, tus medias y tus recuerdos. Me dijiste que ya tenías que irte porque era tarde, te pregunté si tenías hambre y si querías comer algo pero sólo me diste un beso y te fuiste rápido. Te llamé luego de una hora pero no me contestaste.
Un día después me llamaste y me preguntaste si tenía tiempo para ti porque no habías tenido un buen día,sólo querías hablar por teléfono. Ya no querías venir a mi cuarto. Ya no querías sentir todo lo que sentimos cuando te bajas la falda.



13 comentarios:

  1. Si con lo que escribes me haces gemir, no me imagino que me hagas tuya, bájame la falda también.

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  2. Soy todo tuyo

    @torosincuerno

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  3. Brother!!...Tierno,sucio,rico,excitante D: >.< demasiado.

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  4. Reconozco que al leerlo... me mojé un poquito!!!!
    @la_histerica

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  5. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  6. Mi anexo es tuyo, te espero en falda, jugador.

    @Telasopapeo

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  7. ¡Que buen post!

    Déjà vu
    Déjà vu
    Si,
    también me moje.

    @EnileuqcajZepol

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  8. Me encantó!! :) qué lindo escribes :) yo no me mojé pero dije owww xD
    @kitschada

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  9. Jajaja el tuiterlandia ya se esta volviendo pornografico jajja sabe lo que vende jaja
    @hugotapping

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  10. Jaajajajajaj en que momento se cambiaron las entrevistas por confesiones pornograficas?
    tuiterlandia sabe.

    @cfph3

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  11. me encanta todo lo que escribes Geraldooooooooo♥
    @RomanAlessandra

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