sábado, 21 de julio de 2012

Lo Ronda de Helga

I <3 Twitter!


No, este post no habla acerca de sexo, penes, tetas ni potos. Tampoco encontrarás palabras soeces. Estás aún a tiempo de detener esta lectura. Sin compromiso, amigo.

Lo recuerdo muy bien. Era la época navideña de 2008. Abrí mi cuenta por pura curiosidad. La verdad, en ese entonces, ni mis amigos eran usuarios. Había encontrado a Chris Griffin (de hecho, fue uno de los primeros a los que seguí). Le había escrito algo probablemente sin sentido y, a los pocos minutos, me había respondido.





 No podía creer la magia en la que me veía envuelta. Sí, fue magia. Comunicarte a través de Twitter con uno de tus personajes de dibujos animados preferidos solo puede ser denominado como magia. Fue así que empezó mi gusto por el Twitter.

¿Y cómo dejar de tuitear después de esta experiencia mágica? Obviamente, no era posible. No quiero decir que ese primer tuit tenga la culpa de mi nivel de enganche actual. Sin embargo, con el tiempo, la relación entre el pajarillo azul y yo se convirtió en eso que llamamos “el uno para el otro”. Poco a poco, comencé a hacer amigos, enemigos, hice follow y unfollow, bloqueé y me bloquearon, troleé y fui troleada. En fin, siempre ha sido divertido.

Así, ya han pasado más de dos años que soy una usuaria activa. No hay día que no revise mi TL, a pesar de que algunas veces no escriba nada. Me divierte leer cada cosa bizarra que pueda encontrar. Debo reconocer y felicitar la creatividad (o copia) de algunas personas de mi TL. Otras veces, también, simplemente me provoca mandar a rodar a algunas personas por las cosas que dicen. Felizmente, no ha pasado. Creo que no soy de las personas a las que les gusta pelear brutalidades como esas a otros, pero, bueno, ese es otro tema.

Actualmente, debido al reciente trabajo rutinario que llevo, como la gran mayoría de personas, Twitter realmente se ha convertido en un refugio de relajo en relación a mis días laborales, en una forma de conocer nuevas personas, de obtener información incluso más rápido que los periódicos, en un medio que acorta las distancias y que hace que no deje de estar al tanto de lo que pasa en mi país. Es la puerta de entrada a un mundo en el que solamente se puede vivir de forma virtual, una puerta que no necesito tocar porque en Twitter todos somos bienvenidos.



Escrito por: @larondadehelga

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